domingo, 17 de diciembre de 2006

Lidia & Yo

Somos yo y lidia, lidia y yo.
Ella es natural de Castelló de la Plana, yo de Santiago de Compostela.
Ella habla Valenciano, a veces, Yo hablo Gallego, a veces,
Ella hace Periodismo, Yo hago Biotecnología.
Y diría que ahí se acaban las
diferencias mayores...

Los dos llegamos desde muy lejos a una carcel "a on s'aprova més i s'estudia millor" hace ya un año y pico, con nuestros amigos en nuestras respectivas ciudades, ya teníamos ganas de cambiar de aires, y habíamos elegido la única ciudad que nos ofrecía todo lo que podíamos llegar a exigir, buen clima, un gran ambiente
universitario, un amplio abanico cultural underground, podernos ir a ver europa por tres chapas y lo más importante, lejos, donde pudiéramos recordar con añoranza pero con orgullo, donde estábamos y donde antaño habíamos estado. Y lo conseguimos, después de superar duras pruebas de selección, llegamos a consguir una plaza en nuestra carrera (lo cual nos aseguraría verdaderos quebraderos de cabeza) y en la Vila Universitària S.A. (lo cual nos aseguraría verdaderas amistades). Todo lo que sabíamos que nos esperaba, nos pasó, eso sí, elevado a una inimaginable potencia.

C
ompartir piso, habitación, comida, discusiones, fiestas, llantos, alegrías, fueron lo que nos hicieron madurar un año seguido, el ciclo se había cerrado y ahora continuaba.Gente que aparecía, gente que se iba, y de repente volvía en tu vida.
Ella tuvo más o menos suerte que yo al compartir habitáculo, conocía a su inquilina, yo no, pero no tuve a una drogadicta en casa! Nos contábamos las cosas mientras subíamos y bajábamos sin parar las ramblas de Barcelona, y sin querer, crecíamos, cambiábamos de gustos, evolucionábamos.
Aburridos, en un colchón tirado en el suelo sin tener que hacer, descubrimos como perder el tiempo de múltiples maneras para luego pasar noches sin dormir en las bibliotecas. Tardes enteras escuchando a Mecano. Nos dábamos cuenta, que tanto tiempo junto, quizás nos había cundido más que toda una vida, Incluso echamos de menos el lecho parental.
Tomamos conscie
ncia de los grandes ventanales rodeados de rejas, en un agujero en el medio del Vallés Occidental, que aquello era agobiante y afectaba a nuestra salud mental, desapareciendo sin avisar, yo a londres y tu a castellón. Sólo la sensación de tener uno al lado de otro, que las mismas sensaciones se vivían a esa piel que estaba tan cerca de la tuya era suficiente para calmar aquella locura a la vez que conexiones que nunca antes habías imaginado en tan poco tiempo se hacían permanentes: ¡yo hablaba con tiempos compuestos!
Creíamos que al volver, en navidad, todo volvería a ser como antes, otro batacazo al canto!, nada era como antes, aunque intentásemos aparentar que nada había pasado, ya no era nuestro sitio; y al acabar las vacaciones, tampoco era nuestro sitio, más o menos cómodos eran horas ya de aceptar nuestra realidad: eran horas de aceptar que el instituto había terminado y nuestra ciudad era ahora otra. Para calmar tantas arriesgadas sensaciones, que no queríamos abordar, iniciamos un gran consumo de arte, sobre todo cine y música, consumo de arte que aún continuamos a dia de hoy.También en Semana Santa sabíamos que la historia se volvería a repetir, e intentamos un par de proyectos de viaje. Como siempre y "haciendo el perro" se nos fue,y al volver los exámenes nos cogieron algo menos desprevenidos, pero la UAB fue dura, y fue cuando dejó de repetirnos lo que habíamos aprendido en un aprovechado bachillerato, y nos colgó sendos suspensos a los dos. El contacto en vacaciones fue poco,de hecho, ni nos despedimos, yo tardé un poco más en despegarme de Barcelona, preservando toda esperanza de vernos en el FIB, pero no pudo ser, heineken nos hizo la jugarreta. Pero sabíamos que estábamos ahí, entre fiestas, libros y por mi parte el carné de conducir, anhelábamos y nos imaginábamos que pasaría al otro lado, el messenger e internet hacían las pobres veces de aquella boca, el ascensor que no funcionaba, y esa cocina/comedor . el resultado, me temblaban las piernas cuando buscaba en Estació de Sants a esa pequeñaja de pelo liso y negro, nos reconoceremos?. Sabía de quien hablaba cuando vi aquellas victorias, y me emocioné, como si fuera a ver a una hermana.
Como hermanos maduramos, como hermanos nos dimos apoyo mutuo cuando no teníamos a una familia a nuestro lado, y nos influenciamos, como hermanos viajamos en metro y en ferrocarril, como hermanos pasamos mucho tiempo juntos en casa, vimos películas e hicimos tonterías
Como una hermana ella me transformó en lo que soy hoy, quizá menos pedante, con el pelo teñido de negro y alisado, y ávido escuchador de the killers y astrud. Quizá más simplista y con menos barroco moral.
Quiza... me da igual... sólo se que la quiero y mucho!!!!!!!!

The killers - Can you read my mind

No hay comentarios:

Publicar un comentario